miércoles, 25 de mayo de 2011

Aokigahara

Hace bastantes años tantos que no puedo sacar la cuenta,  visité un bosque  tán profundo e incierto como la soledad. Pero sin importar el tiempo, el recuerdo de ese dia vuelve a mi mente  por temporadas como un fantasma plagado de arrepentimiento  y dolor.
 Era frio y  oscuro tanto.la luz solar luchaba por colarse entre la espesura de las hojas. El otoño estaba dando la bienvenida al invierno cuando mi  amada Valentina se encaprichó con una visita al bosque. La adoraba tanto que no pude ( como siempre ) negarme ante su petición. Como recién dije, el otoño estaba terminando, lo que ocasionaba que en el piso se formara una crujiente alfombra de tonalidades café que se extendia hacia donde quiera que miraramos. Jamás olvidaré el sonido de mis botas al plastarlas ni la risa de Valentina al explorar aquel inmenso bosque.
En poco rato, nos alejamos de las veredas y los árboles comenzaron a volverse más altos, más amenazantes, claro que esto no le causó temor alguno, seguía deborando con la vista cada detalle de la naturaleza. 
Al cabo de unas horas nos encontrabamos perdidas y cansadas. Yo comenzaba a alterarme al no reconocer el lugar. Claro que Valentina no temía, ella siempre fué segura de sí misma y aquella situación no la mortificaba.

_ Ya tranquila, yo pertenezo a este bosque. No me dañará - Una sonrisa llena de certeza se dibujo en sus diminutos labios. - Quedemonos aquí un rato.
_ ¡ Estás loca ! Como si en los bosques no hubiera animales salvajes.
_ Tu confía en mi, descansemos y ya veremos que pasa despúes.

Que se iba a hacer,  era terca y en cuanto tomó la decisión siguió analizando cada parte de ese bosque. Yo la verdad no sabía porqué le habia gustado tanto ese lugar. De atractivo muy poco tenía, en definitiva no era un lugar donde las personas solieran acampar. Pero habia algo en él que la fasinaba, ... Ahora, sé que ella encontraba un "algo" en  todo, algo que sólo ella podía ver.
Cuando estaba a punto de anochecer, empezó a caminar con determinación  y yo la seguía. Tomaba mi mano con mucha fuerza, como queriendo hacerme sentir segura. Después de casi media hora, volvímos a la vereda principal. Me sentía aliviada por volver pero noté instantaneamente que a ella esto no le producía alegría. Cuando le pregunté... solo contesto:

_ Es que sabes.. Yo pertenezco a éste bosque, yo lo sé.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

get togheter